Las novelas para adolescentes han logrado tener un espacio importante cada año en la pantalla grande (como los superhéroes), con estrenos esperados no solo por los fieles lectores del libro, sino también por un público que se cautivó con la historia a través de los diferentes largometrajes. La saga Divergente es un ejemplo de esto: ya en su tercera entrega, lo protagonizado por Tris y Cuatro es una franquicia a punto de llegar a su final y cuyo estreno ha llenado salas año tras año. Pero no se engañen, acá no hay mucho más y el mensaje termina diluyéndose en giros obvios y una reiterativa historia de amor.
La tercera entrega de la exitosa franquicia de la serie Divergente, Leal, lleva a Tris (Shailene Woodley) y a Cuatro (Theo James) a un nuevo mundo, mucho más peligroso que el que habían conocido antes. Tras las revelaciones trascendentales de Insurgente, Tris debe escapar con Cuatro e ir más allá del muro que rodea Chicago. Por primera vez en la historia, dejarán la única ciudad y familia que conocen. Una vez fuera, todo aquello que presuponían como cierto, pierde cualquier sentido tras la revelación de nuevas verdades. Tris y Cuatro deben decidir rápidamente en quién confiar mientras se inicia una guerra despiadada que amenaza a toda la humanidad, más allá de las paredes que rodean Chicago. Para sobrevivir, Tris se verá forzada a tomar decisiones imposibles sobre el coraje, la lealtad, el sacrificio y el amor.
Leal es un film que se desmorona al poco andar. Entretenida pero sin mucho más que ofrecer al espectador más exigente, las aventuras de Tris y Cuatro siempre parten con un descubrimiento, nuevos personajes para confiar casi a ciegas, alguna pelea amorosa, la misión para rescatar a uno de los de la pareja protagonista y un nuevo descubrimiento final, que te hace pensar que la historia volverá a repetir el mismo patrón en un nuevo film. En Leal, los personajes secundarios son mero adorno de una historia que se sustenta por el romance de Tris y que convierte al resto del casting en nombres aleatorios, que no permanecen en la mente del espectador.
El villano de turno (esta vez el excelente Jeff Daniels) carece de la suficiente profundidad como para trascender en el relato, sumergiendo al espectador en una cruzada que siempre se acerca más a una especie de berrinche por parte de los protagonistas, que un verdadero intento por comprender su mundo e intentar cambiarlo. Así como Cuatro, todos parecen números sacrificables, cuyas muertes no dejan una gran impresión en la historia. Con actuaciones flojas, Leal solo posee algunos momentos decentes gracias al siempre traicionero Peter (Miles Teller) y la muy mal aprovechada Johanna (Octavia Spencer), quienes tienen algún que otro diálogo interesante para ofrecer.
Con una excesiva duración del metraje, Leal termina apuntando solo a los seguidores de la historia desde sus inicios, aquellos que esperan con ansias un final que será alargado hasta el cansancio en la mayor cantidad de películas que sea posible. Con un guión redundante y poco sorpresivo, la saga Divergente se aleja de lo que alguna vez pudo haber sido su mensaje (sobre todo los temas de encasillar a las personas y temer a lo diferente) y se queda en la anécdota más superficial, haciendo de Evelyn (Naomi Watts) una obvia caricatura de una resistencia que, al tener el poder, termina corrompiéndose de igual manera que el gobierno que derrocó.
Con la saga Divergente acercándose a su final, Leal se siente como una historia demasiado estirada, donde los personajes están rodeados de unos incómodos efectos especiales con obvias pantallas verdes. Ligera, quizás demasiado, la nueva aventura de Tris y Cuatro se centra demasiado en los inestables terrenos del romance y se olvida lo poco que había construido sobre oposición y valentía. Para ver y olvidar con facilidad. 3/7
Sinceramente, a mi, Me Gustó!